La moda (del francés, mode y éste del latín, modus, modo o medida) indica en su significado más amplio una elección o, mejor dicho, un mecanismo regulador de elecciones, realizadas en función de criterios subjetivos asociados al gusto colectivo.
La moda son aquellas tendencias repetitivas, ya sea de ropa, accesorios, estilos de vida y maneras de comportarse, que marcan o modifican la conducta de las personas.
¿Y porqué empezar hablando de moda?
Porqué en estos tiempos, en que dentro de los profesionales que utilizamos la terapia manual lo funcional es lo que se lleva, parece ser que la moda impone este criterio como único.
Porqué la palabra clave es lo biopsicosocial, con la cual no es que esté en desacuerdo, pero creo que puede generar un relativismo en el análisis de los factores que determinan la salud y la enfermedad.
Porqué en estos tiempos en que el estructuralismo está desfasado (curioso que aún así los osteópatas que defienden esto siguen postulando a Still, olvidando el primer principio en que la estructura gobierna la función), los que creemos en la importáncia de la biomecánica y su entorno estemos en vías de extinción..
Porqué en estos tiempos en que las manipulaciones vertebrales a alta velocidad y baja amplitud (HVLA) son el máximo paradigma de la peligrosidad, los hay que creemos que el peligro es la ignorancia sobre las mismas.
Todos estos factores “de moda” nos pueden hacer caer en el error de crear falsos postulados a veces aferrados a un método científico que puede ser más que discutible, y como cita Karl Popper en La lógica de la investigación científica « Las teorías son redes que lanzamos para apresar aquello que llamamos el “mundo”: para racionalizarlo, explicarlo y dominarlo. Y tratamos de que la malla sea cada vez más fina.»
Desde mis orígenes en el mundo de la Osteopatía, y en mis 15 años de especialización en el tratamiento de la columna cervical mediante técnicas manipulativas vertebrales a alta velocidad, he intentado tanto en la práctica clínica como en mi actividad docente intentar ser lo más riguroso posible y estudiar las diversas teorías sobre como el “desajuste” estructural (sería más correcto denominarlo neuro-estructural) puede influenciar sobre la función del cuerpo, atendiendo a la gran relevancia y prevalencia de las lesiones cervicales en numerosos casos de disfunción.
En este contexto las técnicas de manipulación vertebral cervical a alta velocidad son una herramienta imprescindible para el tratamiento de las lesiones posicionales cervicales pues son capaces de provocar un estímulo propioceptivo y de influenciar los mecanismos neurológicos, bioquímicos y vasculares con una potencia inigualable para “reprogramar” la función vertebral y el posicionamiento normal de la columna cervical, e influenciar así en la correcta fisiología del individuo.
Pre Manipulación |
Post manipulación |
"clicka" para visualizar el video (en este video elaborado en base de las 2 radiografías cervicales, tomadas en dos horas de diferencia antes y post manipulación, podéis observar el resultado de una manipulación vertebral a alta velocidad, mediante técnica de SAT, en una lesión posicional de la tercera vértebra cervical.)
Lo que es imprescindible, es que el profesional tenga un criterio diagnóstico claro de cuando y a quien se debe o puede aplicar este tipo de técnicas, ya que tienen ciertas contraindicaciones y no todos los terapeutas manuales tienen los conocimientos necessarios para realizar este tipo de manipulaciones, y muchos de ellos no utilizan los protocolos de seguridad adecuados para minimizar los riesgos: Control radiológico previo, valoración neuro-vascular, uso de pruebas complementarias (Doppler, angio-RNM), y una ejecución técnica de gran precisión sin parámetros de tracción y de mínima rotación para evitar la solicitación o compromiso de la artéria vertebral.
A partir de aquí hablar de riesgo es llevar malintencionadamente las técnicas de manipulación a un terreno interesado. Si entramos en debate sobre peligrosidad de las técnicas o procedimientos en la práctica médica, ya sean quirúrgicas o en la prescripción farmacológica, no existiría tal , y los profesionales de la salud nos tendríamos que resignar a practicar “imposición de manos” para intentar mejorar la salud de los pacientes.
Revisando la literatura sobre los riesgos (no sea que se me acuse de no haber tenido en cuenta la ciencia), Coulte (1996), Terret (2001) o Renaudeau (2012) en sus revisiones sistemáticas dan un índice de siniestralidad de 2 a 20 por millón de las cuales solo el 5% habrían sido causadas por osteópatas, siendo de 1000 accidentes graves por millón en el tratamiento por AINES!! Por lo tanto, según estos estudios, la manipulación es abrumadoramente más segura que los tratamientos convencionales para el dolor de espalda.
Señores detractores, las cifras y el sentido común hablan por si solos, y solo la ignorancia o la mala intención pueden justificar su actitud en contra de las técnicas manipulativas de alta velocidad.
Felices Vacaciones! |
Joan Parera